El Más Maloso del Mes

Año II, número 19 (noviembre)

Si tuvieras que ponerle un rostro a la expresión del Mal, ¿cuál sería?: ¿el Demonio?, ¿un zombi?, ¿un lord Sith?, ¿un payaso? No. Ninguna cara que te imagines puede expresar la maldad suprema, el terror más allá de los límites de la comprensión humana. Porque el Horror, amigos míos, no tiene rostro. El Horror tiene...

lo que coño sea esto, pero una cara no es.
lo que coño sea esto, pero una cara no es.

Esto, queridos niños, es una escolopendra. ¿Y sabéis lo mejor de esta foto? Que no tiene tanto zoom como podría parecer. Porque en un bicho pequeñajo de los que aplastas con la zapatilla te puedes esperar que no quepan cosas superfluas como una cara, pero si te encuentras con una cosa así:

... lo mínimo que esperas de la clemencia de la Madre Naturaleza es que le haga parecer una cosa de este planeta. Pero no. Porque la Naturaleza no es clemente. La escolopendra es un miriápodo feo, venenoso y repugnante en general. Y si ya los ejemplares normales de dos o tres centímetros que todos hemos encontrado en casa alguna vez, producen esa aversión, ¿por qué, oh Naturaleza, era necesario hacer una versión tan grande como mi puto brazo para poder ver aumentados cien veces todos los infernales atributos de esta criatura imposible? Cada una de sus patas (cada una del tamaño de una escolopendra normal) es un insulto a la cordura que hace pensar en las aberraciones más horrendas surgidas de la mente de H. P. Lovecraft, saltando de las pesadillas al mundo real. Es un ser perteneciente al inframundo de los artrópodos, que por una cruel casualidad evolutiva (o por el sulfato atómico del profesor Bacterio), ha sido lanzado a convivir entre los animales superiores. Y no encaja; no tiene cara, no tiene huesos, ni ninguno de los rasgos de sus nuevos vecinos de ecosistema. Y como un organismo tan horrendo, está claro que solo puede albergar sentimientos de maldad, incubó su odio contra todas esas criaturas con huesos, cara, y voz, que la marginaban por ser diferente (tampoco es culpa de los vertebrados, ¿de verdad os habéis fijado bien en este bicho?).

Y el odio se tradujo en Hambre... y la leyenda de la escolopendra vengadora creció y creció como su propio cuerpo desmesurado. Y entonces, para nuestra desgracia, llegó Youtube, y la leyenda se convirtió en realidad, con todo lujo de detalles y música de Beethoven. Creemos que esta es la parte censurada del vídeo que le pusieron a Alex en La Naranja Mecánica, porque pensaron que era demasiado horrible.

Y no creáis que se trata de un caso aislado: hay más, y más, y más, y más. Podéis ver que se trata de un ataque a gran escala contra todo el subfilo de los vertebrados. Nadie con espina dorsal está a salvo de la Venganza sin Rostro, del Mal que se Arrastra Sobre Muchas Patas, del Horror Miriápodo... de momento estas aberraciones solo viven en climas tropicales, pero recuerda que sus primas pequeñas están en nuestros jardines, nuestros sótanos y... tal vez en nuestras sábanas, esperando la señal para extender el terror al son de los tambores guerreros del repugnante movimiento de sus patas.

Y para hacerlo todo todavía más siniestro: ¿y si en vez de aniquilarnos quisieran hibridar con los humanos?:

¡Mamaaaa...!
¡Mamaaaa...!

Nos vemos en vuestras pesadillas. Y agradeced que no hayamos hecho ninguna referencia a El cienpiés humano...