El más maloso del mes

Año I Número 7 (noviembre)

Hay muchos tipos de personas desagradables en el mundo, pero ninguna es tan fastidiosa como un zubat. Son, sencillamente, inoportunos y tediosos, como poco. Tú sólo intentas llegar a Ciudad Celeste atravesando una estúpida cueva; pero me temo que está plagada de chiflados, una malvada organización criminal y además a tu charmander le quedan 17 hp y está envenenado. Justo antes de salir aparece uno de los citados pokémon. No sería desesperante si ese no fuera el número 42 que te ha aparecido desde hará sólamente diez minutos. Zubat salvaje apareció. Venga ya, tienes que estar de coña.

 

Y es que te memorizas su grito de memoria de tanto que lo escuchas. ¿Cómo pueden ser tan ruidosos esos estúpidos murciélagos? ¿Y cómo demonios puede haber tantos? Ah, claro... no será porque la gente los atrapa. Naturalmente, acaban cansados de ellos y renuncian a aguantarles toda su vida para entrenarlos. Zubat salvaje apareció. Venga ya, otra vez no; dame un respiro. 

Y es que encima sus ataques son tan molestos como él. Supersónico; genial, como si los pokémon fueran muy inteligentes de por sí, sólo les faltaba un estado de enajenación mental simlilar al emo pero con tendencias suicidas de verdad. "Adelante pidgey, es tu momento de gloria; un ataque rápido basta para acabar con ese zubat, aunque estás confundido. Mantén la calma, es tu momento, es hora de brillar y que tu entrenador esté orgulloso de tí. Es hora de subir de nivel y evolucionar a pidgeotto. Adelante, ¡por la gloria de articuno! Aunque... espera. ¿Y si en lugar de todo eso me hago daño a mí mismo y así me quedo a merced de este chupasangre? Venga, vamos a hacerlo, ¿y porqué no?" Zasca. Pidgey está tan confundido que se hiere a sí mismo. Y tú te acuerdas del Golbat que engendró a ese tocapelotas. Chupavidas; ideal para acabar con tus pokémon de tipo planta, además de que se cura la vida el muy tramposo. Todo esto, mientras tu pokémon sigue ocupado arañándose su propia cara.

 

Menos mal que acabas de atrapar un paras que te salva el culo y acaba con ese zubat. Porque no puedes huir, evidentemente. Estás obligado a luchar con estos zubat porque no te dejan huir. ¿Cómo es eso? Es que te dice "Oye, tú y tus pokémon; no os vais de aquí hasta que uno de los dos la palme..." ¿Y por qué no te deja huir? Porque quiere putearte, sin más. ¿Qué esperabas? Lo curioso es que si tus pokémon están en perfecto estado a menudo te dejan en paz. El problema es que para atravesar las cuevas donde viven hay bastantes entrenadores. Cantidades ingentes de entrenadores para tener en cuenta que se trata de una jodida cueva apartada del mundo civilizado, aunque se la dé uso de autovía interestatal. Estos valientes hijos de puta lo que hacen es cercenar la salud de tus mascotas, por lo que quedas a merced de nuestros protagonistas. Porque, en efecto: no te dejan huir cuando más jodido estás, por lo que no merece la pena perder el tiempo intentando huir. Lucha, o muere desangrado.

 

Es entonces cuando, sin dejarte tiempo para darle una poción a tu paras... ¿a que no adivinas? Zubat salvaje apareció. ¡Venga ya! ¿¡Cómo puedes hacerme esto!? Si estas cuevas son tan transitadas, ¿por qué no se declara a estos seres una plaga? Sí, sí... son animalitos, como un perro, un gato, un slowpoke o un taun-taun, pero esto es pasarse. Tal vez son así de capullos porque no tienen ojos; ahora que lo pienso, es difícil llorar sin ojos. En cualquier caso, que un zubat no te deje escapar y utilice supersónico es, posiblemente, el FFFFFFUUUUU más sonoro que pueda haber. Zubat; ya está bien de trolearnos.

Y que como dijo Einstein, "solo hay tres cosas infinitas; el Universo, la estupidez humana, y los Zubat del Mt. Moon, y no estoy tan seguro de las dos primeras".

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