El ataque

Carga de un escuadrón G
Carga de un escuadrón G

 

"¡Avanzad, sin temor a la oscuridad! ¡Luchad, luchad jinetes de Thisismadness! Caerán las lanzas, se quebrarán los escudos, aún restará la espada (láser). ¡Rojo será el día hasta el nacer del sol! ¡Cabalgad, galopad, cabalgad hasta la desolación y el fin de la galaxia! ¡Muerte!"

 

Con estas palabras el 1º Regimiento Montado G se lanzó a la carga contra una horda de administradores tuentinazis en los primeros días de la guerra Tuenti-Madness. La carga barrió con andanadas de SPAM propagandístico el campo de batalla de los eventos patrocinados durante unas horas, pero los thisismadniacos penetraron demasiado en las líneas enemigas y, ante la hostilidad de la población local (compuesta por gran cantidad de canis, pijos y/o reggetontos), se vieron detenidos por la rápida reacción de la guarnición tuentinazi. Desde entonces, los frentes se estabilizaron en una sangrienta guerra de ataques y contraataques sin ventaja aparente para ningún bando. A día de hoy las sucesivas ofensivas de SPAM siguen siendo rechazadas y las posicioines se mantienen.


Esta lección nos permitió comprobar que las unidades G son arrolladoras en el primer contacto pero al verse obligadas a adoptar posiciones defensivas, su capacidad combativa se reduce notablemente (y dejan las trincheras perdidas de heces, con el peligro sanitario que conlleva). Antes de lanzarlas a la carga debemos estar seguros de que alcanzarán todos los objetivos (y de que no se los comerán) y combinar su avance con el despliegue de unidades capaces de detener un eventual contraataque y consolidar el terreno arrasad... liberado por los guanacos.

 

La defensa

"¿No entienden que si entregan la ciudad, el oeste del país quedará separado de la base thisismadniaca, y probablemente no podremos defenderlo? Además de perder nuestra principal fuente de cadáveres calcolíticos, no sólo es una catástrofe para esta zona, sino para el país, dado que se perderá la sidra también. ¡No entreguéis Cangas de Onix! ¡Las tropas no tendrán descanso! ¡Ni un paso atrás!"

 

Cangas fue un reducto en la corta pero intensa guerra contra el aprendizaje llevada a cabo por nuestros thisismadniacos, que trataron de dinamitar por todos los medios los honrados intentos del profesor Arias por ofrecer una instructiva clase de campo sobre megapiedros prehistóricos. En última instancia, emulando las hazañas de Pelayónidas el esparturiano, la acción se trasladó a las encumbradas cimas de Peña Tú, donde los thisismadniacos rechazaron las últimas andanadas de cultura, solo con unos palos recogidos en el camino (ver Entrenamiento y armas) y el látigo de su indiferencia.

Duros son los sitios a los que los thisismadniacos se han visto sometidos... Hambre, frío, resaca... son los males menores que acompañaron estos difíciles momentos de beligerancia. El enemigo arrecia y no hay más salidas que la victoria o la muerte; tuentinazis, papeleras, niños... no dan tregua en ningún momento, con baneos, mordiscos, arañazos, o miradas aviesas. Es por esto por lo que nuestra capacidad defensiva y efectividad bélica está más que adaptada para esta nueva clase de enfrentamientos. Nuestras técnicas de resistencia van desde formidables cuadros de picas en centros comerciales a impenetrables muros tejidos con nuestros propios cuerpos sudorosos y cubiertos de espuma en peligrosas salas de conciertos

Resistir las acometidas no siempre es fácil; hay quie conservar la cabeza fría, ya sea para pensar o para usarla como arma contra la espalda de los inoportunos asediadres. Cuando llega la hora del mosh pit, solo los más BRUTALes sobreviven.