Cómo personalizar tu pendrive
Un tutorial de HoJu para Thisismadness
Hola, amigos, amigas y desconocidos. Hoy os voy a enseñar un truquito fácil y barato para conseguir esa pieza de merchandising friki que no puedes permitirte encargar a los Estados Unidos: con poco dinero, poca habilidad (un par de manos prensiles bastan), un mínimo de cuatro neuronas y unos pocos productos de bricolaje casero, vamos a convertir una triste y anodina memoria USB de poca monta en una original pieza de colección que puedas legar a tus nietos.
Lo primero que necesitas es un lápiz de memoria fácilmente customizable. No muy largo, sin salientes... el patito feo de los pendrives (claro, si ya tienes un pendrive chulo, no necesitas este tutorial), por ejemplo el mío: un sencillo aparato de 8 Gb de capacidad muy parecido a este (yo diría que es el mismo modelo) pero en gris, dato este último que resulta irrelevante para este tutorial, pero lo digo por si un día se me pierde y alguien lo encuentra.
Después necesitaremos el agente customizador. Ese superhéroe, extraterrestre o personaje de dibujos con el que sueñas cada día, ese ídolo de tu infancia o edad "adulta". ¿Cómo conseguirlo, si precisamente lo que intentamos es ahorrarnos el precio de un merchandising oficial? Muy sencillo: lo que necesitas es un dispensador de caramelos PEZ. Esos cachos de plástico tienen una gran variedad de cabezas de personajes populares que te vendrán al pelo para esta manualidad. Son baratos (¿unos 2€, tal vez?, con caramelos incluidos), pero mi recomendación para que te salgan gratis es buscar la amistad de un yonki adicto a estos caramelos. Después de inflarse a azúcar, en pleno subidón, no te costará convencerlo para que te regale el dosificador, o esperar a que lo tire como si fuera una jeringa en un lavabo. No intentes arrebatárselo por la fuerza: la hiperglucemia puede volver agresiva a la gente. Personalmente quiero agradecer a nuestra amiga Repolocho que, con su generosa drogodependencia, haya hecho posible este tutorial.
La elección del que escribe, gracias al regalo de Repo, fue ponerle al lápiz la jeta de mi amor platónico galáctico, que como todos sabréis a estas alturas no es otro que el gran Chewbacca. Nuestro amigo wookiee tiene una larga tradición de dispensadores de caramelos PEZ con su efigie, pero por fortuna las últimas versiones ya no parecen salidas de ratemypoo y tienen un aspecto más digno del personaje. Observad el antes y el después.
Yo, por suerte, trabajé con el de la derecha, que ya no parece el primo asustadizo de Digglet. El primer paso es arrancarle la cabeza a Chewbacca... no, no hablo de un wokieecidio (sería difícil arrancarle la cabeza o acercarte siquiera antes de que él te arranque los brazos), quiero decir arrancarla del dispensador. Para hacerlo no necesitas una tecnología avanzada, ni siquiera paleolítica... para aclararnos, yo lo hice con los dientes, mientras esperaba al autobús.
A continuación hay que eliminar la lámina de plástico que hay en el interior de la cabeza, No tengo fotos pero creedme, está ahí, en todo el medio, impidiendo que metas el pendrive dentro de la cabeza. Para esta operación tampoco hace falta una industria muy elaborada: yo empecé doblándola con los dedos, para a continuación probar con las primeras tijeras que encontré por casa. Después de sacar varios cachitos y ante el riesgo de cargarme las tijeras, la cabeza y sacarme un ojo en el proceso, opté por bajar al garaje y buscar una herramienta más apropiada: lo suyo es un escoplo o similar. Luego puedes rebajar lo que quede con una lima, pero cuidado con esnifar polvo de plástico (no, eso no me pasó pero podría).
Hablando del garaje, nunca está de más insistir en la limpieza y pulcritud que deben caracterizar cualquier área de trabajo, que debe estar siempre ordenada y despejada.
Muy bien. Ahora viene lo delicado. Aquí ya no te servirán los dientes. Como comprenderás, la memoria USB no se va a acomodar dentro de la cabeza cercenada de tu
héroe así como así, a no ser que hayas desarrollado algún tipo de campo magnético que altere la gravedad en el interior de la cabeza, cosa que, aprovecho para descargar responsabilidades, no sé
cómo podría afectar a tu ordenador cuando conectaras el pendrive. Si no eres un genio de la física experimental, necesitarás algún tipo más arcáico
de tendel o argamasa aglutinante. El de la fotografía es el que usé yo pero seguramente podrás encontrar uno más adecuado: hay muchos tipos de masillas, seguro que
la de rellenar paredes y techos no es la más apropiada pero es lo primero que pude encontrar en la ordenadísima área de trabajo de mi casa. Creo que en situaciones desesperadas, hasta un chicle
cumple los requisitos mínimos para adherir el lápiz de memoria al fondo de la cabeza. Cuidado con no introducir el pendrive tan al fondo que luego no puedas meterlo en el puerto, se supone que lo
que queremos construir es un objeto útil a la par que pintoresco, y una vez que se seque la masilla, lo llevas jodido para despegarlo. Rellena bien el hueco para que no haya peligro de
desprendimiento natural y déjalo secar. Si la masilla es tintable puedes pintar la superficie para que cante menos. A mí me valió con un rotulador a medio gastar pero es que yo no soy muy
perfeccionista.
Y ya está. Si no la has cagado en alguno de los pasos (para lo que tendrías que ser realmente torpe, más torpe incluso que yo), ya tienes un pendrive personalizado con la jeta de tu personaje predilecto. Cierto es que la cabeza extraida de un dispensador de caramelos PEZ presenta unos antiestéticos restos de bisagras en la nuca pero yo ya paso de tentar más a la suerte; si quieres eliminarlas, búscate la vida.
Para dar un último toque al edificio de tu frikismo, no olvides cambiar el sonido predeterminado de Windows para cuando conectas un USB, por el sonido más característico de tu elección. Si no sabes cómo cambiar esos sonidos, ya sabes.
Hala. GRUOOGH para todos.