Crítica: Taras Bulba (2009)

 

Por HoJu

Anteriormente en el ciclo "Cine de vodka y fuego": La fortaleza de Brest - 1612 - Con sangre y fuego

 

Título original: Тарас Бульба

 

Director: Vladimir Bortko

 

Guión: Vladimir Bortko, basado en la famosa novela de Nikolai Gogol

 

Intérpretes: Bohdan Stupka (Taras Bulba, aunque dada la testosterona que destila debería ser "Taras Cojones"), Igor Petrenko (Andrei Bulba, "el Romeo cosaco"), Vladimir Vdovichenkov (Ostap Bulba, "el Irrelevante"), Magdalena Mielcarz (Elzhbeta, "la Julieta polaca"), Sergei Dontsov (Jankel, "el Judío"), etc.

 

Crítica:

 

Descubrí esta versión rusa de Taras Bulba en un foro de Internet (que hoy se ha perdido como lágrimas en la lluvia), en una conversación sobre la película Con sangre y fuego, que ya conocemos. Como conocedor del clásico de 1962 protagonizado por Yul Brinner y Tony Curtis, desconfié cuando alguien enlazó un vídeo de la nueva versión de Taras Bulba. Y mi desconfianza no era infundada, porque a pesar de contar con un buen presupuesto y la gran ambientación a la que este ciclo nos tiene acostumbrados, y de ser realmente más fiel a la novela que la versión holywoodiense, la película peca de exagerada y ultrancionalista rusa, de una manera tan descarada que en los primeros cinco minutos de metraje se repiten al menos tres o cuatro veces las coletillas "alma rusa", "tierra rusa", y similares, en boca de un histriónico Bohdan Stupka (al que vimos ya como atamán cosaco en Con sangre y fuego) en el papel de Taras Bulba, que va soltando discursitos del mismo pelo cada vez que su alma rusa encuentra la ocasión. Y eso que tanto el actor como el personaje son ucranianos.

 

Obviamente, el que paga manda, y el que ha pagado una parte de Taras Bulba es el ministerio de cultura ruso. La película se estrenó coincidiendo con el bicentenario del nacimiento de Nikolai Gogol, que al parecer fue un lamentable espectáculo de Rusia y Ucrania disputándose la paternidad del gran escritor como una pareja divorciada. Porque Gogol nació en Ucrania, pero cuando era parte del Imperio Ruso, y desarrolló su carrera al servicio de los zares. Incluso escribió dos versiones de Taras Bulba, porque las autoridades zaristas le comentaron amablemente que la primera era demasiado ucraniana (a quién se le ocurre, una historia que transcurre en Ucrania...) y le recomendaron reescribirla desde un punto de vista más rusófilo. No tengo que decir en cuál de las dos versiones se basa esta película, ¿verdad? Ah, al margen de todo esto, una vez más los polacos son los malos. Los polacos y los judíos... uy, ya sabemos cómo puede acabar esto.

 

La historia es conocida: finales del siglo XVI. Taras Bulba, un comandante cosaco, es testigo de la traición de los polacos a sus aliados cosacos, que quedan sometidos. Durante la paz, Taras manda a sus dos hijos a estudiar a una escuela polaca de Kiev, para que conozcan al enemigo. Pero Andrey lo conoce demasiado bien, vamos que se enamora de la hija de un noble polaco. Con sus hijos  de vuelta en casa, Taras acude a la reunión de los cosacos en el Sich de Zaporozhia, donde el atamán les ha convocado para responder a la petición de apoyo militar de los polacos. Pero lo que Taras Bulba y muchos otros quieren es ir a la guerra contra ellos, porque han oído las atrocidades cometidas por los católicos polacos contra los cosacos ortodoxos. Entre pitos y flautas, Andrey acabará viéndose obligado a elegir entre el amor por un lado, y el deber para con su padre y su pueblo por el otro. Romeo y Julieta de las estepas, vamos.

 

Es inevitable compararla con el clásico de 1962. La ambientación, vestuario, etc. están mucho más logradas en la nueva, y las escenas de combate son más espectaculares y sangrientas (exageradamente BRUTALes, a decir verdad, como la de Taras Bulba a pie ensartando húsares polacos con una lanza en cada mano). Pero la película de 2009 está tan ocupada en la BRUTALidad y el patriotismo ruso exacerbado (con los cosacos discurseando sobre el alma rusa hasta mientras son torturados por los malvados polacos) que no se encuentra por ninguna parte ese "algo" especial, ese espíritu entre ingenuo y épico que tienen los clásicos de aventuras, y que sí se apreciaba por ejemplo, en Con sangre y fuego.

 

Si no eres muy sensible al uso propagandístico del cine, es una película que se deja ver alegremente, técnicamente bien hecha y divertida en los momentos de clímax, que resultan más exagerados e histriónicos cuanto más heroicos y machotes pretenden ser. Como el mismo Putin, por otro lado, en cuya onvría creo que está basada la interpretación que hace Stupka de Taras Bulba. Por cierto, enhorabuena por la reelección, Vladimir.

 

 

 

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