Crítica: La teta asustada (2009)
Por Repolocho
Título original: La teta asustada
Dirección: Claudia Llosa
Guión: Claudia Llosa
Intérpretes: Magaly Solier (Fausta), Bárbara Lazón (Perpetua, la anciana madre de Fausta), Marino Ballón (el tío Lúcido), Susi Sánchez (Aída, la despótica pianista), Efraín Solís (Noé, el jardinero), María del Pilar Guerrero (Máxima, la prima caprichosa).
Crítica
Antes de empezar, me gustaría lanzar una advertencia: a pesar de lo hilarante que pueda resultar su título para algunas mentes enfermizas, "La teta asustada" no es ningún tipo de película pr0n, ni erótico-festiva, ni de tit-squirting extremo. Así que podéis decir tits or GTFO hasta quedaros afónicos, que va a ser que no. Bien, una vez espantada la práctica totalidad de nuestros lectores, ya puedo empezar.
Claudia Llosa (la sobrina de Mario Vargas Llosa, por si alguno se lo estaba preguntando) escribe y dirige una historia que parece sacada de las novelas latinoamericanas, tan caracterizadas por el llamado "realismo mágico" que tanto tuvimos que estudiar HoJu y yo en el instituto. ¿Veis? Estudiar sirve para algo, al fin y al cabo. Aunque sea simplemente por quedar bien en una charla-coloquio de cine, en la que sueltas perfectamente "oh, también podemos apreciar la clara influencia del realismo mágico tan característico de este tipo de cine y de la literatura..." mientras agitas tu copa de cognac (traída desde tu casa o comprada en el chino de la esquina, nadie se va a dar cuenta), das una calada a tu pipa (ya sea de verdad o sencillamente de burbujas, también fácilmente adquirible en un chino) y te atusas tu perilla de beatnik (si eres chica, no te depiles el bigotillo; podrás atusártelo igual que los hombres. ¡Viva la igualdad!). Si a esas alturas no te han echado por sn00b, puedes darte con un canto en los dientes: ya los tienes en el bolsillo, te creen superior intelectualmente.
Pero, volviendo al tema, sí que es cierto que se aprecia ese "realismo mágico" en todos los detalles de la historia. Fausta es la hija de Perpetua, una anciana enferma a la que violaron y humillaron cruelmente en su juventud, durante la época del terrorismo en Perú (1980-1992, año arriba, año abajo), y que habla con su hija a través de cánticos en quechua. Tras la muerte de Perpetua, Fausta queda en compañía de sus tíos, que viven en la chabola (sí, así como suena: chabola) de enfrente y que tratarán de ayudarla a conseguir un trabajo para pagar el funeral de su difunta madre. Conforme va avanzando la historia, se tiene la sensación de estar sumergiéndose en una especie de cuento triste, pero repleto de música y luz y, sobre todo, esperanza. Tradición, superstición y, en cierto modo, magia se mezclan en el mundo de Fausta, que vive desde el día en que nació con el miedo a pasar por lo que también pasó su madre, lo que los demás denominan el síndrome de la "teta asustada", una especie de maldición o enfermedad que se transmite a través de la leche materna de una mujer que ha sido violada. Por eso, quienes lo tienen nacen sin alma, porque "del miedo se escondió en la tierra". Dios... no me digáis que la metáfora no es preciosa. ¿A que ha merecido la pena leer un poquito más a pesar de la falta de pr0n? Si es que en el fondo sois unos sensibles, que lo sé yo.
Fausta vive, como decía, con un miedo perpetuo hacia el mundo que la rodea, no puede ir sola a casi ningún sitio y no habla nada más que con sus tíos. Sus pensamientos y sus comentarios a sí misma los hace cantando, en voz muy bajita, para que nadie más la oiga calmar su dolor. Ese es uno de los puntos más interesantes de la película: la música y las canciones. La directora, además de centrarse en el color y la luz, destaca la importancia de la música para Fausta y su madre, que se comunican prácticamente cantando, y como un modo de liberación de Fausta quien al no poder expresarse ante el mundo, canta. Eso sí, en quechua. Resulta ya de por sí una lengua de musicalidad preciosa cuando se escucha hablada, por lo que los cánticos parecen naturales, apenas se fuerzan, salen solos. Cuando Fausta entra a trabajar como limpiadora en la casa de Aída, una adinerada pianista, esta se queda anonadada ante la facilidad para inventar canciones de la joven, por lo que hace un pacto con ella: por cada canción, le regalará una perla hasta completar un collar entero. Llega a tal nivel su fascinación por la voz y la imaginación de Fausta que se convierte casi en una envidia contenida. No me digáis que todo esto no parece un auténtico cuento de dulces doncellas y malvadas brujas... pues imagináoslo con ese toque latinoamericano tan peculiar.
Porque esa es otra, la tradición. El pueblo en el que vive Fausta parece sacado de algún tipo de cuadro surrealista: para llegar a él tienes que subir cientos de escaleras de madera colocadas a lo largo de una colina arenosa. En la cima se levanta un pueblecito de chabolas, en mitad de un paraje desértico muy parecido a lo que antaño fuera una especie de mina de sal. Allí, pese a la pobreza, los tíos de Fausta llevan un negocio de bodas que parece ir bastante bien. He aquí otro aspecto estupendo: la contraposición entre los jóvenes matrimonios, tan llenos de ilusión y de esperanza ante una nueva vida juntos, y la soledad de Fausta, que no es capaz de concebir que pueda existir el sexo con amor, debido a la experiencia de su madre. Por eso, en muchas de las fiestas, todos bailan felices y ella está mirándolo todo, es una espectadora de la vida, pero tiene miedo a participar en ella. Serán su tío Lúcido y el jardinero de doña Aída, Noé, quienes vayan abriendo poco a poco los ojos a Fausta, para mostrarle que el mundo no es sólo maldad, que también hay belleza y amor en él, y que hasta las patatas, que parecen tubérculos sin encanto, también pueden dar hermosas flores.
En definitiva, "La teta asustada" es una pequeña gran joya del cine peruano cuya historia, narrada con una gran sensibilidad y sin prisa alguna, encandilará al espectador con su magia y su optimismo implícito. Eso sí, se os quitarán las ganas de comer patata en una temporadita. ¡Guácalas!
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HoJu (martes, 03 mayo 2011 22:38)
Antes de empezar, me gustaría lanzar una advertencia: a pesar de lo hilarante que pueda resultar su título para algunas mentes enfermizas, "La teta asustada" no es ningún tipo de película pr0n, ni erótico-festiva, ni de tit-squirting extremo...
Hasta aquí he leido.
Pd: ¡Que no!