Crítica: La guerra de los botones (2011)

 

 

Por Repolocho

Título original: La (nouvelle) guerre des boutons

 

Dirección: Christophe Barratier

 

Guión: Christophe Barratier y Stéphane Keller (basándose en la novela de Louis Pergaud)

 

Intérpretes: Jean Texier (Lebrac), Thomas Goldberg (L'Aztec), Ilona Bachelier (Violette), Louis Dussol (Bacaillé), Théophile Baquet (Gibus, el mayor), Clément Godefroy (el pequeño Gibus), Nathan Parent (Camus), Guillaume Canet (Paul, el maestro), Laetitia Casta (Simone), Gérard Jugnot (el padre de L'Aztec), Kad Merad (el padre de Lebrac), François Morel (el padre de Bacaillé), Marie Brunel (la madre de Lebrac), Grégory Gatignol (Brochard).


Crítica:

 

Cómo se nota que a Christophe Barratier le encantan los niños. Sí, sé que suena a Pedo Bear total y que no es el mejor comienzo para una crítica de este tipo, pero es la verdad. Barratier vuelve a rodearse de una encantadora pandilla de pequeñajos, como ya hizo tiempo ha con la inolvidable "Los chicos del coro", solo que esta vez en una nueva adaptación de la novela de Louis Pergaud que ya tuvo su versión cinematográfica en 1962. Sin embargo, aunque la acción sea la misma, el contexto temporal es bien distinto: si en la versión de los sesenta la "guerra de los botones" se libraba en esa misma época, aquí tiene lugar durante la Segunda Guerra Mundial, ya que poner a una pandilla de niños a zurrarse en la era actual no tendría mucho sentido, primero, porque en vez de palos utilizarían navajazos; segundo, porque la originalidad de las tácticas de batalla sería nula gracias a la acción de la televisión en las mentes más pueriles, y tercero, porque hoy en día los niños ya no se pegan en la calle. Es mucho más cómodo echarse unos piques online al Call of Duty o al Fallout sin despegar el culete del sofá, no me comparéis, ¡hombre, por Dios!

 

Por estos motivos Christophe Barratier ha querido volver a los años cuarenta para mostrarnos la vida en dos pueblecitos de la Francia invadida, Longeverne y Velran, ambos enfrentados desde tiempos inmemoriales por los terrenos. Cosas de pueblo, en todos lados es igual. Ay, si yo os contara, hijucos... El caso es que los chiquillos de Longeverne, liderados por el carismático (y futuro guaperas del cine gabacho) Lebrac, declaran la "guerra" a los de Velran, cuyo líder es el rencoroso L'Aztec. Comienza entonces una serie de batallas la mar de ingeniosas entre los dos bandos y los "prisioneros" de aquel que sea derrotado perderán, en señal de humillación máxima, todos los botones de su ropa, para que vuelvan a sus casas medio desnudos.

 

La historia es bastante sencillita, aunque Barratier quiera introducir ciertos momentos de intriga que resultan demasiado obvios al espectador, como el "misterio" que genera la llegada de Violette, la niña nueva del pueblo, o la identidad de un tal Pitágoras, que lucha en la resistencia francesa de Longeverne. Aun así, esta nueva versión de "La guerra de los botones" se deja ver, es entretenida, tiene sus momentos entrañables (sobre todo con el pequeño Gibus, que es más rico que el pan con azúcar... ¡ay, qué cosita tan mona!) y otros en los que te llegas a emocionar un poquillo, pero sin llegar a la lágrima.

 

Es, en definitiva, una película sencillita e inocentona, que no llega ni de lejos al nivel de "Los chicos del coro" (entre otras cosas porque también se echa en falta la música de Bruno Coulais) aunque cuente con la mayoría de su reparto, pero que sí tiene varias escenas conmovedoras y simpáticas a partes iguales que la convierten en una buena opción para una tarde de cine. Ahora bien, al salir de la sala os van a entrar ganas de jugar a daros con palos pues, si bien es cierto que otras cintas condenan la violencia e inculcan el mensaje de que "la guerra es mu mala y matarse es de animales", "La guerra de los botones" no cae para nada en ese tópico, sino que muestra la batalla entre los dos bandos de chiquillos como un simple juego, como una original y graciosa niñería, con sus puntos más o menos bestias, eso es cierto, pero que comparada con la otra guerra que se estaba librando en el momento, no era más que una chiquillada entre una panda de garruletes que algún día crecerían y perderían esa inocencia. Y es que ya sabéis lo que dicen de los niños...


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Comentarios: 7
  • #1

    Thisismadness!! (jueves, 01 diciembre 2011 21:07)

    El Fallout no tiene online. n00b

  • #2

    Frederick Freak (viernes, 02 diciembre 2011 14:58)

    Já, que no...

  • #3

    HoJu (miércoles, 07 diciembre 2011 14:57)

    Pues no, hay un proyecto en desarrollo pero nada más.

  • #4

    Centrifugal Juicer (viernes, 03 mayo 2013 23:31)

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  • #5

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  • #6

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  • #7

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