Crítica: Insidious (2011)
Por HoJu
Título original: Insidious
Director: James Wan
Guión: Leigh Whannell
Intérpretes: Patrick Wilson (Josh, el padre), Rose Byrne (Renai, la madre), Ty Simpkins (Dalton, el niño), Andrew Astor (Foster, el otro niño, que no pinta mucho), Lin Shaye (Elise, la medium), Joseph Bishara (el demonio), Phillip Friedman (la vieja parásita).
Crítica:
Apreciad que he sido bastante somero y soso en las descripciones de los personajes, y es porque tampoco dan para mucho más, no pasan de ser figuras bastante
estereotipadas: el niño poseído (o en proceso), la madre angustiada, el padre buenazo pero incrédulo... vamos, nada nuevo bajo el sol. Esto ya es un golpe bajo para una película que el público y
la crítica ponían por las nubes, que prometía dar auténtico miedo y no simples sustos efectistas, y que venía de un director aclamado por su originalidad en obras anteriores como la primera de la
saga Saw. Pues bueno, ni es original, ni huye del susto fácil, ni es especialmente buena o acojonante. Tampoco es que esté mal para los estándares del género, pero no merecía tanto
bombo. Aviso de que andando la crítica voy a meter unos cuantos spoilers porque el planteamiento en sí no da para sacar muchos chistes.
Al igual que la Guía del Autoestopista Galáctico, esta historia empieza con una casa. Una gran casa de madera con desván a la que se acaban de mudar los protagonistas (llamando... llamando a la originalidad, ¿estás ahí?...). Se nos presenta una familia compuesta por una pareja monógama heterosexual (Josh y Renai) con dos mocosos prepúberes y un bebé. Josh es profesor y Renai es pianista y trabaja en casa componiendo, cuando le dejan los niños que se parten la crisma en el desván o piden el biberón de la manera más descortés.
Cuando esperas que el argumento de terror de la película vaya a ser la madre desquiciada asesinando a su familia con la tostadora del desayuno para luego componer una emocionada pieza de piano entre las vísceras de sus seres queridos hasta que llegan los servicios del manicomio local a llevársela entre grititos y patadas, ocurre la tragedia. Una mañana, el hijo mayor, Dalton, en un nuevo paso para prefeccionar las técnicas de absentismo escolar, no se despierta, quedándose en coma durante tres meses sin que la ciencia médica pueda saber por qué. En ese ambiente tan deprimente, mientras Josh se pasa los días corrigiendo exámenes con tal de llegar tarde a casa (ya podía tomar ejemplo cierto profesor de arqueología... ejem...), Renai empieza a oir y ver cosas raras en la casa: las cosas que cambian de sitio, los susurros a través del transmisor del bebé, las sombras que pasan cuatro veces por delante de la puerta hasta que ella mira y entonces ya entran...
Cuando de nuevo esperas que vayan a hacer su aparicón los servicios del manicomio local para llevársela entre grititos y patadas, Josh decide creerse a su mujer y se mudan a otra casa. Si una mudanza ya es una movida, imaginaos una mudanza con un hijo comatoso y todos sus trastos de soporte vital. Eso si que da miedo y no un shinigami con la jeta de Darth Maul.
En la nueva casa se repiten los rollos paranormales y la madre de Josh les recomienda llamar a los únicos que pueden ayudarles... ¿A quién vas a llamar?... bueno, no pero casi. La verdad es que al ver a estos dos mendas con sus trastos a la espalda, casi me esperaba que empezara a sonar la musiquita. Otra decepción, James Wan; ya van siendo demasiadas.
Resumiendo mucho: la medium concluye que el alma de Dalton ha salido de su cuerpo a hacer turismo y se ha perdido en el más allá, así que un montón de entidades de ultratumba están haciendo cola para apoderarse de su cuerpo. La buena mujer llega a esta conclusión tras una sesión de espiritismo en la que se pone una máscara antigás en la cabeza... sí. Resulta que por razones que no voy a desvelar, Josh, el padre de la criatura, es el único que puede salvar al mocoso, viajando él mismo al más allá y rescatándole de las zarpas de los demonios y espíritus que lo retienen.
Hagamos un inciso en este punto, en el que, por un lado estábamos dudando si desencadenar nuestra propia película de terror en la sala de cine, descabezando salvajemente a la panda de niñatas chillonas que la mala suerte nos puso en la fila de atrás, hasta que llegaran los servicios del manicomio local a llevarnos entre grititos y patadas; y por otro lado, dudábamos si hacernos ilusiones ante la perspectiva de que Josh entrara a sangre y fuego en el más allá a patear culos demoníacos a ritmo de heavy metal. Os adelanto que, por desgracia, ninguna de las dos cosas ocurrió. Ya que lo primero ya no es posible, al menos esperemos que lo segundo lo dejen para el videojuego.
Y ya está. Normalita película de terror, con sustos más bien poco originales, aunque con puntos buenos. Ninguna maravilla pero se deja ver (si es que las niñatas de atrás os lo permiten).
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Repolocho (domingo, 03 julio 2011 16:49)
La fui a ver sola al cine el otro día. Me decepcionó porque también esperaba ese toque de originalidad que ha caracterizado otrasobras anteriores del eficaz tándem James Wan/Leigh Whannell pero no ha sido así. De todos modos, aunque la historia flaquee bastante en ciertos puntos y caiga en los estereotipos, me gustaría recalcar dos cosas que a mi me dejaron patidifusa (para bien):
1. El director de fotografía, Leonetti, se ha convertido en uno de mis nuevos ídolos. Ya había trabajado junto a Wan en otras películas y esa "luz sin luz" y "color sin color" que crea para dar ambiente son una auténtica maravilla, digna de las mejores películas de Tim Burton. Qué fotografía, madre... me encantó.
2. La música. Increíble, perfecta. Sobresaliente de 10 y Matrícula de Honor, si me apuráis. Ese intro con los títulos de crédito y el título del film en esas enormes letras rojas con un atronador "CHAAAAAAAAAAAAAAAAAN-CHAAAAN" me dieron un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo. Me dio pena que luego, esa banda sonora brillante y perturbadora no pudiese levantar ciertas escenas que podían haber sido mucho mejores. Quizá algo más trabajada, la película podía haber sido mucho mejor. Mecachis...
HoJu (domingo, 03 julio 2011 18:42)
Te estás tomando esto de las críticas con una seriedad que asusta más que la peli.
Repolocho (miércoles, 06 julio 2011 18:25)
Lo siento, es que me sale el ramalazo gafapastoide... no puedo evitarlo.