Crítica: Hacia rutas salvajes (2008)
Por John Karra
Título original: Into the wild
Dirección: Sean Penn
Guión: Sean Penn, Jon Krakauer (autor de la novela acerca del caso real de Chris McCandless)
Intérpretes: Emile Hirsch, Marcia Gay Harden, William Hurt, Jena Malone, Brian H. Dierker, Catherine Keener, Vince Vaughn, Kristen Stewart, Hal Holbrook.
Crítica:
Apenas he esperado unos minutos para escribir esto, para no perder las sensaciones que me ha provocado esta historia antes de volver a mi apático estado natural. En una postura que dista del espíritu thisismadniaco más que nunca, he de decir que hacía tiempo que una película no me hacía llorar y terminar sonriendo de oreja a oreja, y lo que es más, ha sido una de esas pocas historias que cada vez refuerzan más las ideas que comenzaron a revolotearme por esta cabecita con catorce años, de hacer algo radical por cambiar una entre tantas vidas aburridas y ordinarias, a odiar cada vez más todos estos cacharros inútiles y deshacerme de todo lo carente de belleza artística o saber. Pero como me siento demasiado atada (o asustada), me limito a disfrutar de las pequeñas cosas como un par de horas sentada en la alfombra frente a “Hacia Rutas Salvajes”, mirando absorta los increíbles paisajes mientras notaba vibrar la voz de Eddie Vedder en el suelo. Aunque quizás no afecte a todos los espectadores de la misma forma, desde el primer minuto hasta el final una se debate entre dejarse llevar por la historia y compararse constantemente con su protagonista. Chris, convertido en Alexander Supertramp, cumple ese sueño de abandonar la vida programada que tan bien vista está, haciendo ver a todo aquel con quien se cruza que una existencia convencional no tiene por qué ser la mejor opción.
Este viaje, dividido en cinco capítulos a medida que el personaje madura y guiado por citas de grandes autores, puede ser visto como una huida o como una búsqueda de la que cada uno puede extraer sus conclusiones; lo que sí queda claro es que para conocerse a uno mismo se necesita de los otros. Estos otros son todos aquellos personajes con los que el joven protagonista se va cruzando a lo largo de su camino (y voy poco a poco metiéndome en la parte aburrida y analítica), a los cuales me ha agradado ver representados por intérpretes a quienes había visto casi siempre en malas películas, pero que demuestran que pueden defenderse en otros terrenos. Entre todos los secundarios se encuentran parejas felices, personajes solitarios, nómadas y familias exitosas a la par que desgraciadas; el paso del viajero por cada lugar y las experiencias que se comparten son las que marcan el camino. Como he mencionado antes, los escenarios son espectaculares, y más si se acompañan por una banda sonora formada por la guitarra y la voz de Eddie Vedder (cantante de Pearl Jam para quienes desconozcáis su obra), pero en la que también hay cabida para clásicos como “King Of The Road” e incluso “U Can’t Touch This”.
Movida por las recomendaciones que había recibido acerca de esta cinta, se me iluminó la cara cuando la encontré en la estantería del videoclub; de lo que no me había dado cuenta es que si me resultaba familiar era porque ya había visto unos cuantos minutos de la película unos meses atrás, sin saber de qué se trataba; y aunque me habían destripado el final, apenas me ha afectado. Porque la filosofía con la que hay que ver esta película es la misma del protagonista: no fijar un objetivo, sino disfrutar del camino sin rumbo. Recomendable para todo tipo de público, puede resumirse como una historia de soledad, pero en la que también se comparte; de la vuelta a la naturaleza y cómo puede ser grata u hostil; y que, sobre todo, incita a dejarlo todo y viajar.
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Intempestivo (domingo, 11 abril 2010 20:17)
Bueno, bueno Johny...me alegra ver que no te ha dejado indiferente! No esperaba menos!! :)
Tema (mejor, temas) complejo el que se plantea en el film. Yo, en su momento, me quedé con la idea de "necesidad de felicidad", pero, sobre todo, la contradicción, y con ella exclusión, existente entre ésta y las "ansias de libertad": "la felicidad es real sólo si se comparte". Yo digo: la libertad sólo es plena y verdadera en soledad. Ergo, la feliciad, que a priori es preferible a la libertad (también habría que introducir aquí el concepto de verdad y la libertad que él supone, "living is easy with eyes closed", decían The Beatles), resulta ser una suerte de cadena al individo, que no explota hasta que renuncia la principal fuente de felicidad en pos de tal liberación: su marco de sociabilidad. Liberacion que, en el fondo, ni siquiera es lo suficientemente necesaria, como para darlo todo por ella. Bien, creo que no seguiré más, porque me enrollo más de la cuenta.
Me parece genial tu planteamiento: el film, técnicamente, se define solo. Excelente fotografía y sonido inaudito xD.
P.D.: los autores!! reales intempestivos!! Thoureau!
Mace Windows (domingo, 11 abril 2010 20:23)
Creo que lo que ambos queréis decir es que os ha gustado mucho.
Jaja, es broma; en efecto, una película que te marca y que no se olvida fácilmente.
u=11017 (martes, 23 abril 2013 06:06)
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Repolocho (lunes, 18 noviembre 2013 03:17)
Quizá por la nostalgia del pasado, tal día como hoy, a altas horas de la madrugada, me puse a leer algunas críticas hasta que caí en esta. Vi "Hacia rutas salvajes" hace relativamente poco y es cierto que no deja indiferente: emociona, atrapa, fascina... conmueve el alma, en definitiva. Maravillosa.
Y, en cierto modo, me hace echar de menos nuestros impulsivos "¿a que no hay huevos?", seguidos de los más disparatados planes. Qué recuerdos.