Para empezar, están las grandes religiones del Libro: cristianismo, judaísmo, Islam y todas sus ramificaciones. No nos molan nada. A ver, entendámonos, hicieron posibles cosas muy bonitas: Masada, las masacres del Antiguo Testamento, las Cruzadas, la Mezquita de Córdoba, los Reyes Magos, la inesperada Inquisicion Española, Tatooine, las pelis de Indiana Jones, la sintonía del Papa espacial y las rosquillas de las monjas. Pero todo eso no compensa siglos y siglos de monopolio y mamoneo. Ante todo en TIM defendemos la coexistencia de distintos cultos, incluso en la misma persona, lo que nos deja en situación de mandar a estas religiones monoteístas y exclusivistas (dame, dame, dame, dame, dame todo el power...) directamente al cubo. De cabeza. Además, nunca aprobaremos ninguna religión que considere el pr0n un pecado.

Entonces, diréis, la solución está en el ateísmo, que obviamente no es una religión pero ahí está: bueno, TIM no lo desaprueba, está bien eso de racionalizar la no existencia de una divinidad, amigos ateos, os lo curráis y eso cuenta. Pero seamos sinceros; el ateísmo no mola, no tiene zazz, es un coñazo. Sí, eliminas la figura de Yahvé, Alá y otros dioses más o menos aburridos, pero también eliminas la posibilidad de adorar a gente guay como los que os vamos a presentar a contiuación. Vamos, la no existencia de un dios puede ser lo más probable, pero desde luego no es lo más divertido, y ¿a quien le importa la verdad ante la perspectiva de lanzar rayos y castigar con sangre y destrucción a los infieles? En este saco metemos a los agnósticos y demás ralea, pero éstos son todavía más muermos porque ni siquiera se mojan. ¡Sosainas!

Las religiones y filosofías de vida orientales tienen su encanto por lo exótico y alternativo, y por la atmósfera jipi que las envuelve. Aunque muchas pecan de perroflautismo y de una preocupante falta de BRUTALidad, también se pueden encontrar elementos dignos de nuestra más entusiasta aprobación y adoración. Particularmente el hinduísmo, con sus miles de dioses, nos ofrece infnitas posibilidades de manipular y tergiversar las más prrofundas creencias de millones de personas para conseguir cosas como ésta.

Pero nuestras religiones favoritas pertenecen a tiempos pasados, tiempos felices, tiempos mejores. Retrocedamos a los días en que los dioses, que iban más quemados que el palo de un churrero, bajaban a la tierra y se calzaban a hembras humanas día sí y día también, esparciendo su sacrosanta semilla por el mundo. Porque si hay divinidades dignas de culto en el mundo son las del Panteón grecolatino, y no solo por su activa y variada vida sexual en la que, además de darle a pelo y a lana, incluían todo tipo de depravadas parafilias en las que intervenían cisnes, toros, rayos, lluvias de oro y cosas que no encontraríais ni en los más oscuros pozos de perversión online. No solo por eso, repito. Es que además son dioses con carisma, con personalidad. Sí, reconozco que Yahvé también tiene sus momento cachondos como ese de "Venga Abrahan, a que no hay huevos de sacrificarme a tu primogénito... ¡que era broma!" pero en general no le llega a Zeus y su familia ni a la suela de las sandalias. La propia organización de las asuntos celestiales está mucho mejor estructurada en los panteones politeístas, como corresponde a una empresa eficiente: con su dirección (Zeus/Júpiter), su departamento de I+D (Hesfesto/Vulcano), de agricultura (Démeter/Ceres)... Así, si tienes un examen para el que vas pez, ¿qué mejor que encomendarte a la sabia Atenea? Siempre me ha parecido más creíble que las divinidades tengan dividido el trabajo, a ver si os creeis que dirigir el mundo es como una partida del Civilization. Los rituales son mucho más satisfactorios también: no me vais a comparar comer una galleta sosa y una copa de vino con hacerse una barbacoa de cien bueyes a la salud de los dioses.

Casi todas las grandes religiones politeístas se amoldan a nuestros más exigentes criterios de calidad religiosa. Pero merece especial mención el panteón nórdico, que además de ser guay y BRUTAL  de por sí, nos aproxima a otro culto que también aprobamos y recomendamos encarecidamente, y que en muchos casos está indisolublemente unido a la adoración de Odín, Thor y todos sus musculosos colegas de las nieves de Asgard: el culto del Metal. No es desde luego una religión con la trayectoria de las anteriores, pero compensa esta carencia con un confuso sincretismo de doctrinas a cual más atrayente: desde la actualización de estos mitos nórdicos, fantásticos, etc. al más puro y duro satanismo, pasando por los coches potentes, las tías buenas y las orgías de sexo, droga y rocanrol, todo acompañado por los trances místicos que ocasionan demenciales solos de guitarra y cabezas melenudas describiendo giros que partirían el eje de la Tierra.

Otro de nuestros cultos favoritos es sin duda el de la Fuerza, que nos guía en todos y cada uno de los actos de la vida, desde abrir la puerta de un ascensor a manejar las luces de un semáforo. Estar en sintonía con los midiclorianos que residen en todo lo vivo no es fácil y a veces nos obliga a sacrificar un poco de BRUTALidad para no caer en el lado oscuro, cosa muy difícil teniendo en cuenta lo encabronados que solemos estar. Pero como también nos gustan los sables láser, lo soportamos.

Tampoco podemos olvidar el pastafarismo, que se ha convertido en la religión oficial de los frikis del mundo. MonEsVol también es un dios que mola: vuela y te lo puedes comer como acto de fe. ¿Y hay algo más delicioso que la teofagia? Una vez más, cualquier credo que ofrezca entre sus liturgias copiosas comilonas, tiene muchos puntos ganados en la escala TIM de tolerancia religiosa.

A partir de la combinación de estas religiones principales que todo thisismadniaco debe tener en cuenta, aunque no sea muy devoto, podemos seguir añadiendo dioses, ritos y cosas sagradas según nuestro propio criterio. Ofrecemos aquí unas cuantas directrices:

• El vudú. Su siniestrez ya es bastante intrigante y atrayente pero además debemos a esta religión uno de los conceptos más molones de la cultura mundial: el zombi. Si no es razón suficiente para dedicar al vudú una pequeña parte de vuestra fe, es que no tenéis corazón.
• El culto a Ilúvatar y los ainur. No podemos dejar de lado al dios de la Tierra Media (y las de alrededor) pero como los propios habitantes de Arda no le tienen muy en cuenta ni a él ni a los valar que crearon el mundo, no seremos más papistas que el papa y solo dedicaremos una mención a los olvidados dioses del universo tolkieniano.
• La religión egipcia, particularmente el culto a Hapy y a Horus Aha.
• La adoración de Cthulhu. No la recomendamos como actividad a tiempo completo porque es sabida la afición de este Primigenio por devorar las almas de sus fieles. Cthulhu no sale mucho de R'lyeh porque la geometría euclidea de nuestro mundo le marea un poco pero ya sería mala suerte que este calamar alado despertara justo cuando tú te unas a las filas de sus adoradores.
  
• Los cultos aztecas. Sacrificios de miles de corazones humanos. Nada más que añadir.
• El Guanaco, porque si no lo ponemos en la lista, nos devora. Y además si lo ponemos, nos protege de la ira de Chuck Norris, al que no profesamos especial devoción.
• Cualquiera que se te ocurra: Raptor Jesus, el Hipnosapo, cualquier deidad a la que se pueda rezar en binario... si tiens dudas, pregúntanos.
  

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