12/03/10
… y se conserva, incluso, más joven que el primer día. Cada año su piel recibe un baño de oro más brillante y un aspecto más refinado, pero lo que no cambia es su épica y reconocible pose, sosteniendo esa espada entre sus manos con la mirada fija al frente, orgulloso, impasible, sin notar el frío y cortante acero peligrosamente suspendido sobre su virilidad. Y, sin embargo, esta exhibicionista pose que la gente “normal” consideraría un ataque de demencia senil en un abuelete de a pie, resulta hasta elegante en tan senecta estatuilla. Lo que es la costumbre, oigan.
Tras esta poética introducción ya os habréis percatado de qué vamos a hablar… no, de pr0n no… siempre pensando en lo mismo… no, joder, de la importancia de cuidar a la gente mayor tampoco… a ver, devánate un poco más el seso, alma de cántaro… ¡bingo! ¡De la Gala de los Oscar 2010! Ha costado, ¿eh? Tranquis, lo pondremos más fácil la próxima vez, aunque no es raro que os extrañéis, ya sabemos que no es normal en esta web hablar de algo tan elegante, sofisticado y potencialmente aburrido, pero lo haremos en nuestra línea: sencillito, para que todo quisqui se empape bien del asunto.
Celebrada el pasado día 7 de marzo por la noche en el archiconocido Teatro Kodak (sorprende que todavía no hayan sustituido la espada de Oscar por un teleobjetivo 50x), la gala acogió, como es habitual, a una cantidad ingente de personajes célebres (y no, no nos referimos a nuestros personajes célebres, los Oscar no tienen tanto nivel) con la única intención de que se sacaran los ojos los unos a los otros con tal de conseguir el ansiado galardón por el que babea medio mundo. Por este motivo, ha batido los récords de audiencia de los últimos cinco años con casi 42 millones de estadounidenses (sin contar a otros millones de personas a lo largo del mundo que no tenían nada mejor que hacer). Pero, aparte del morbo que puede dar el ver cómo una pandilla de estrellas de cine se destripan las unas a las otras (eso sí, sin perder su amplia sonrisa), este año había tela en las nominaciones. Como todos sabemos, las nominaciones del 2010 arrastraban consigo bastante controversia... ¿qué? ¿que no lo sabemos? Pues a ver si nos enteramos.
Por un lado, estaba James Cameron con su... cosa “Avatar”. Por otro, la directora Kathryn Bigelow con su film “En tierra hostil”. Esto no hubiera llegado más lejos de no ser por lo hilarantemente irónico de la situación: Cameron presentaba su más ambicioso proyecto (por ahora, ya veréis como dentro de unos años aparece con otro truño de mayor calibre), con el que esperaba batir récords de premios, espectadores, bañeras de billetes y, por si fuera poco, reinventar el cine con un avanzado 3D. Bigelow, por su parte, presentaba un proyecto sencillito, de poco presupuesto y que pocos habían visto en el cine, pero muy cuidado y rodado con mucha profesionalidad. Vamos, que nadie daba un crédito republicano por ella. Ambos aspiraban a las mismas categorías. Y, para colmo, si a esto le sumamos que ambos directores estuvieron casados tiempo atrás, mejora la cosa. ¡Pero mejora notablemente!
Por eso, este año, los morbosos televidentes esperaban que la sangre llegase al río cuando el actorcillo de turno dijese el nombre de uno de estos dos personajes. ¿Cuál fue el resultado? Pues una radiante Barbra Streisand en el escenario abriendo un sobre y diciendo: al fin, el momento ha llegado después de tanto tiempo... el Oscar es para... ¡Kathryn Bigelow! Refiriéndose, con lo del tiempo, a que es la primera vez que una mujer gana el Oscar por la dirección de una película. En ese momento, Bigelow se levantó y abrazó a la Streisand, muy orgullosa. Después, intentando sofocar el llanto, y entre titubeos y espamos provocados por la tensión del momento, dedicó un sentido discurso a su equipo y a los soldados de Irak, y un no menos sentido corte de manga mental a su exmarido.
Más tarde, cuando no le había dado tiempo de digerir el Oscar que acababa de ganar, Kathryn tuvo que entrar otra vez a recoger el premio a la Mejor Película, ante la furiosa mirada de James Cameron, que debió pensar: "Primero la cas y el coche, ahora los Oscar".
El resultado final de la peleíta: la peli de Bigelow se llevó seis Oscar (Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Guión Original, Mejor Edición, Mejor Mezcla de Sonido y Mejor Edición de Sonido), alzándose como la gran ganadora de la noche, y venciendo a un abochornado James Cameron por goleada (éste sólo se llevó tres menores: Efectos Visuales, Dirección Artística y Fotografía), que observó con "alegría" el primer galardón que se llevó Kathryn, pero no con tanta el segundo...
La venganza de la ex mujer… qué bien suena. Pero yo me pregunto, ¿para qué quieren varios Oscar si son todos iguales? ¿Para acambiarse los repes, como con los cromos?
El resto de la velada fue un poco más tranquila y previsible:
Sandra Bullock se llevó el premio a la Mejor Actriz por interpretar a una típica “madre desesperada” y con pocas luces, que adopta a un pedazo negro, en el que ve a un posible deportista triunfador, en “The blind side”. Según ella, no le costó nada meterse en el papel. No haremos chistes al respecto. Eso se lo dejamos a ustedes en sus casas...
Eso sí, cabe reseñar la emotiva dedicatoria que mandó a las otras actrices que también optaban al mismo premio (ahí, hurgando en la herida) y, en especial, a su madre, alegando que, literalmente, no me dejó cartearme con chicos hasta que cumplí los dieciocho años. Gracias mamá. ¿Lo diría en broma o en serio? Qué mujer...
Jeff Bridges, el “gran Lebowski” por algunos lares, se llevó el de Mejor Actor por dar vida a un cantante country alcohólico y fumador que encuentra al amor de su vida en “Corazón Salvaje” (cielos, parece el título de una telenovela). Si vemos su repertorio de papeles a lo largo de su carrera (el "nota", un hippy, otro hippy...), veremos que tampoco tiene mucho mérito meterse en sus personajes… es más, tal y como dijimos en la crítica de "Los hombres que miraban fijamente a las cabras", el director grababa a Jeff haciendo vida normal y de vez en cuando le pedía que dijese alguna que otra frasecilla.
Pero es el gran Jeff Bridges, se le quiere igual.
La simpática y oronda Mo’Nique se llevó el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto por hacer de madre cruel y sin sentimientos en “Precious”, un personaje totalmente contrario a esta encantadora mujer (y esta vez no es broma). Merecido, sin duda alguna.
A ver si así aprenden esas "flacas" jollibudienses que las gorditas también pueden ganar. Y que no hace falta depilarse para ser guay, cosa que ya demostró en la Ceremonia de los Globos de Oro, cuando reveló que era hija ilegítima de Chewbacca y del maestro Windu.
Nuestro idolatrado Christoph Waltz ganó el premio al Mejor Actor de Reparto por su pedazo de interpretación en “Malditos Bastardos”, haciendo el papel del deliciosamente cabrón Standartenführer Hans Landa. El actor austríaco recibió el galardón de manos de Penélope Cruz y, no sin emoción, agradeció a Quentin Tarantino con un bonito y breve discurso la oportunidad que le dio (este papel iba a haber sido de Leonardo Dicaprio). Desde Thisismadness nos gustaría felicitarle con todo nuestro cariño. Ojalá todos los nazis hubieran sido como él. Quizás habrían muerto unos cientos de miles de judíos más... pero, ¿y lo bien que nos lo habríamos pasado?
HERZLICHE GLÜKWÜNSCHE, CHRISTOPH!!!
Por último, quedaría hacer una mención especial a las dos grandes sorpresas de la gala: rompiendo todos los esquemas, el cortometraje español “La Dama y la Muerte” no se comió un colín, ante la sorprendida mirada de Antonio Banderas. Sin embargo, más agradable (a la par que épico) fue ver cómo Pedro Almodóvar y Quentin Tarantino entregaban el Oscar a la Mejor Película Extranjera a la excelente producción argentina “El Secreto de sus Ojos”. Ni que decir tiene que en la Delegación Argentina de Cine, donde había una oportuna cámara, todos saltaron de alegría y regocijo como si acabasen de anunciar el ascenso de Maradona a los cielos.
Para terminar, no cabe reseñar más que la austeridad (aunque yo diría más bien tacañería) de la gala, que este año fue bastante simplona, y su monotonía, con Steve Martin y Alec Baldwin (en 16:9, claro está) como presentadores. Se echaron en falta algunas caras, como la de Sacha Baron Cohen –expulsado del Comité de Presentadores unos días antes por querer salir disfrazado de hembra Na’vi embarazada, manda huevos–, y se hizo un sentido homenaje a John Hughes (director de pelis de nuestra infancia, como “Solo en casa”, “Beethoven” o “El Club de los Cinco”), que nos dejó el pasado año 2009.
En resumen, gala más bien tirando a coñazo, peleas memorables entre ex parejas, gigantes desbancados, grandes películas premiadas, actores memorables… ¡quién lo iba a decir! ¡Este año el viejo Oscar ha tirado más por la calidad que por la cantidad! (Sin que sirva de precedente, tranquilos, sin duda el año que viene disfrutaremos de nuestra ración de mierda dorada en la Meca del Cine).
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Thisismadness!! (viernes, 12 marzo 2010 19:12)
Joder, nunca lo había pensado pero.... ¡Óscar es el puto C3PO!
Repolocho (viernes, 12 marzo 2010 19:41)
Hummm... curioso punto de vista, yo tampoco me lo había planteado.
HoJu (viernes, 12 marzo 2010 21:44)
¿Peleas? Pero vamos a ver, ¿hubo sangre o no? No prometas cosas que luego no puedas cumplir
Repolocho (domingo, 14 marzo 2010 17:42)
¡Claro que hubo sangre! Pero, ¿no has visto la foto?
En fin... otra cosa: queda mejor el interlineado con espacio. El otro queda muy abotargado y, encima, desigual.
Mace Windows (martes, 16 marzo 2010 15:43)
This is serious, serious business. Too serious.
Repolocho (lunes, 22 marzo 2010 17:28)
Too serious to be... artículo (hehehehe... culo) del mes.