...vengo por toda la orillaaa...
4/3/10
Ejem... El pasado viernábado, (26 y 27 de febrero) una distinguida comisión thisismadniaca acudió al primer congreso celebrado fuera de los límites de Cantabria. Allí fueron alojados por nuestra agregada diplomática en el extranjero, John Karra. La identidad de los otros tres asistentes quedará en secreto, debido a la situación irregular de una de ellos, que debió viajar clandestinamente por miedo a represalias.
El orden del día, después de calzarse medio kilo de carne por cabeza y de establecer el cuartel general (en el que los rústicos visitantes quedaron fascinados por la tecnología de vigilancia llamada "videoportero"), constaba de una visita a distintos arsenales de la capital vizcaína, para examinar suministros indispensables para la marcha de Thisismadness tales como las camisetas frikis, los comics, la panoplia heavy. Sin olvidar, por supuesto, los basureros metroplitanos, en los que, cual Hombre que Camina, nuestros expertos encontraron una legendaria arma de plástico en "casi perfecto" estado, lo que los hizo muy felices durante los siguientes cinco minutos, más o menos.
Una vez reintegrados al cuartel general, para depositar el botín conseguido, los thisismadniacos sufrieron un ataque de fe (o quizás fueran retortijones), así que se lanzaron a las calles en busca de una Casa de Dios en la que dar remedio a su angustia espiritual. Encontraron una iglesia que parecía adaptarse a sus necesidades, ya que olía a porro y a guitarras eléctricas.
Casualmente, allí se iba a celebrar el evento musical con el que la comisión pensaba amenizar sus arduos trabajos, aunque durante la larga espera tuvieron sus dudas, ya que el recinto se iba despoblando como si fuera una iglesia de verdad. A pesar de ello, este interludio tuvo la ventaja de ayudar a definir algunos aspectos relativos a la película Thisismadness y a su side project, la banda que arrasará en el mundo de la música. Ni tiene nombre ni sus músicos saben tocar pero hay ilusión... bueno, y mucho morro también. Ya estamos estudiando las letras que, como somos tan vagos, tampoco serán originales. Pero que no se preocupe la ..., la mayoría tienen más de tres mil años y no están sujetas a derchos de autor.
La agradable velada tuvo su ración de odio y moshpit, como debe ser en estos ambientes, así como malentendidos hijos de no conocer quién coño tocaba, como por ejemplo llamar "pipa" a gritos al cantante de la banda OST. Pero contra todo pronóstico, los nuestros no fueron linchados, y lo que es aun más sorprendente no acabaron linchando a nadie, y eso que más de uno... El caso es que en paz y armonía, se encaminaron a lo que sería el Congreso propiamente dicho, que en un alarde de imaginación, consistió en ver pelis comiendo mierda tirados en el sofá de medianoche a mediodía aproximadamente.
El catálogo de cine fue menos extenso que en otras ocasiones, entre otras cosas debido a la reticencia del aparato de DVD, que resultó ser un pijo y aceptar solo discos con pedigrí. A pesar de todo la Fuerza estuvo con nosotros (y un oportuno portátil), permitiéndonos visionar Fanboys, que nos hizo ser conscientes de nuestra inferioridad, (¿por qué nosotros no tenemos una furgoneta como esa?). Rematamos con Jurassic Park, esperando en vano que esta vez las terribles criaturas fueran eliminadas... por los dinosaurios.
Después de ver el pr0n más aburrido de la historia, la madrugada degeneró en hipnótica contemplación de la teletienda, y de series animadas o no, en las que, para compensar el fiasco del pr0n, los personajes no hacían más que comer p... en nuestras mentes perturbadas.
Costó sacudirse la postración de encima pero el deber llamaba y hubo que despegarse del sofá y tomar el metro para visitar el arsenal Toys 'R' Us, con resultados bastante decepcionantes. A continuación los acontecimientos se precipitaron: debimos efectuar una retirada estratégica corriendo como nenas, a fin de alcanzar el último transporte que abandonaba el planeta, lo que conseguimos tras una épica carrera contrarreloj. Como testimonio de la visita, quedaron las toneladas de desperdicios que inundaron la sala de reuniones, para entretenimiento de la anfitriona John Karra. Pero no nos fuimos sin antes levantar un monumento a la heróica gesta thisismadniaca: pues aquel que arranque la espada de la piedra...
... que la tire al contenedor, que nosotros ya no la queremos.
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Mace Windows (viernes, 05 marzo 2010 11:34)
¡Mirad, es Al Bundy!